viernes, 17 de octubre de 2014

LAS ROSAS: EVOCACIÓN



Quienes ya somos viejos, o potenciales candidatos a serlo, recordamos los festejos del 75º aniversario de Las Rosas llevados a cabo en 1964. Por entonces, el pueblo tenía escasas calles asfaltadas, Gladys S. de Cello desarrollaba su trascendente labor educativa en la Escuela Ignacio Crespo, Aldo Tessio era gobernador de la provincia y Alejandro Bonetto, presidente comunal; las chicas lucían sus conjuntos de banlon que amenazaba con extinguir al algodón, la minifalda imponía su reinado para escándalo de las más viejas y las mandadas de parte de los veteranos, la Nueva Ola conmovía los cimientos de las costumbres, los duraznos de aquellos años aún sabían a duraznos, el gallego Felipe Blanco repartía leche en jardinera, las vacas vivían sus vidas de pasto y los cerdos sus días de chanchos… Éramos niños o adolescentes. La vida era otra.
Un libro de tapas duras fue impreso por aquellos tiempos y la reseña histórica y la actualidad del pueblo fue hecha de goma, a gusto de quienes la escribieron o de quienes pagaron para aparecer en sus páginas.
Algunos pocos ancianos, que aún andan estas calles, recordarán los festejos de 1939. Allí también se escribieron cosas, se ocultaron otras y se pagó para aparecer en el libro aniversario celebratorio de los 50 años del pueblo.
Charles P. Scott (1846-1932), periodista y editor inglés, dijo una frase que no todos la respetan y mucho menos algunos historiadores:  "Commentis free, butfacts are sacred." (El comentario es libre, pero los hechos son sagrados”.)
Esta cita viene a cuento en estos días que Las Rosas está celebrando el 125º aniversario de su fundación y, como siempre ocurrió en estos casos, vemos aparecer homenajes a “personalidades notables”, aunque los hechos que conforman la historia no les adjudiquen los méritos que algunos contemporáneos se empeñan en reconocerles. Más que narrar la historia, estos supuestos historiadores “cuentan su historia” y los hechos pasados son ocultados, tergiversados, y muchas veces directamente ignorados. Mientras que, por el contrario, los invisibles de la historia –los hombres comunes y silvestres, esos que ponen el lomo, sufren, se alegran, sueñan- ni siquiera tendrán el homenaje del monumento al “Habitante Desconocido”.
En un pueblo no solamente se vive, sino se convive y se revive.  Somos de acuerdo a lo que ayer fuimos y seremos de acuerdo a lo que hoy somos. De allí la importancia de investigar y conocer el pasado y presente de nuestro lugar.
Jorge A. Cáceres -  Las Rosas (S. Fe)

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