Una jueza penal de esta ciudad imputó al comerciante
Eduardo Castelli por el crimen de su ex socio Carlos Ariel Fajardo, el
hombre de 36 años hallado maniatado y con un disparo en la cabeza en el
baúl de un auto, hace seis meses en Carcarañá. La clave de la
vinculación con el crimen está en una serie de llamadas telefónicas y el
cruce de información realizado por los investigadores del hecho.
Castelli se presentó espontáneamente el pasado
viernes junto a su representante legal, pero fue recién el lunes cuando
la jueza que entiende en la causa, Delia Paleari, tomó la indagatoria y
ordenó de inmediato su detención. Sobre el acusado pesaba un pedido de
captura judicial.
"Hay llamadas telefónicas y entrecruzamiento de
información vital en el expediente que nos llevan a pensar que Castelli
está involucrado en el crimen de Fajardo", dijo ayer a este diario una
alta fuente judicial. Hasta el momento es el único detenido por el
episodio.
Como un mensaje. El cuerpo de
Fajardo fue hallado adentro del baúl de un Ford Fiesta Max, en posición
fetal y con un balazo en la cabeza. El vehículo estaba estacionado sobre
la calle Mendoza, a 20 metros de la ruta 9. Tenía sus manos y sus pies
atados con precintos plásticos, además de algunas señales en el cuerpo
de haber recibido una golpiza antes de ser ejecutado. Lo conocían bajo
el apodo de Enano. En el año 2005 había sido condenado a seis años de
prisión por infracción a la ley de estupefacientes.
El médico forense que revisó el cuerpo de Fajardo
diagnosticó que lo habían ultimado entre las 4 y las 6 de la mañana de
ese mismo día. Algunos vecinos del barrio Molinero, de Carcarañá,
confiaron haber visto estacionado el Ford Fiesta Max en el sitio donde
hallaron el cadáver entre las 6.30 y las 7 de aquel trágico 26 de
diciembre.
Las pericias destacaron que el homicida mató a
Fajardo apoyándole el arma sobre la cabeza. El cadáver tenía señales de
haber sido arrastrado, lo cual reforzó la hipótesis de que lo asesinaron
en otro lugar y luego depositaron el cuerpo en el baúl del auto.
Si bien los investigadores no descartaron ninguna
hipótesis en la pesquisa, el crimen por una venganza ligada al mundo de
la venta de drogas ganó terreno hasta llegar a la cima de las opciones.
Con antecedentes. Castelli ya tiene
un antecedente que lo vincula con drogas. A mediados de 2010 fue
detenido en el marco de una investigación por una causa federal
vinculada con la copia ilegal de películas y por tenencia de cocaína
hallada en el domicilio de su madre.
Ese caso se originó el pasado 17 de agosto cuando se
llevó a cabo un operativo policial con cuatro allanamientos. En dos
locales comerciales propiedad de Castelli secuestraron copias truchas de
películas y equipos cuyo valor fue estimado entonces en algo más de 50
mil pesos. Pero en la casa de la madre de Castelli, en Carcarañá al 400,
se halló alrededor de medio kilo de cocaína.
El jefe de la brigada de Drogas con asiento en Cañada
de Gómez, Adrian Oehrli, dijo en ese entonces que como corolario de los
procedimientos se había detenido a una mujer de 55 años identificada
como Analía Graciela S.
A Eduardo Castelli lo apresaron semanas después, pero
a las pocas horas quedó en libertad. Los dos locales de Castelli eran
visitados por muchos clientes que hallaban copias de películas
taquilleras antes de que se estrenaran en el cine.
Carta anónima. La misma fuente
judicial dijo que junto al personal policial de la Tropa de Operaciones
Especiales (TOE) se investiga una nota anónima recibida en una fiscalía
de Rosario que vincula la recaudación ilegal proveniente del
narcotráfico con algunos homicidios ocurridos en los últimos meses: el
del suboficial Carlos Honores y el de Carlos Fajardo que, según la
denuncia, están conectados, y en los que aparecen efectivos de la Unidad
Regional II.
"Estamos trabajando intensamente sobre eso pero
aunque la tarea no terminó no se encontró ningún elemento que vincule
ambos crímenes", explicaron ayer fuentes tribunalicias.
El homicidio del sargento Carlos Honores (ver
"Crímenes conectados...") no está esclarecido. Nunca hubo detenidos por
el hecho y la Jefatura de Unidad Regional II no ofreció una línea de
investigación al respecto.
Por Walter Gasparetti / La Capital
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