“Dios escribe recto en renglones torcidos”, reza el glosario católico.
La Vírgen de Guadalupe se encargó de sacar a la luz las fabulaciones de los jugadores, cuerpo técnico y Presidente del Club Colón de Santa Fe cuando le aseguraron al Arzobispo de Santa Fe que la Imagen había sido retirada con fines de restauración, derivado luego en un incongruente relato de admisión de rotura no intencional. Groseras y descomedidas contradicciones que literalmente quedaron al descubierto en la noche del martes cuando el fuerte viento corrió el nylon negro que cubría la inmensa estatua que desde el galpón adonde se la construyó (ubicado hacia el Oeste de la ciudad) se la trasladó hacia el estadio de fútbol del Club Colón.La Vírgen de Guadalupe habló con los hechos: una estatua de tres metros de altura y 1500 kilos de peso como la que el martes fue trasladada al estadio de Colón en un camión de gran porte, replica estructural de la retirada el 7 de septiembre, impugna el relato del jugador Ariel Garcé a la Justicia y a Monseñor Arancedo: (…) “luego la hice cargar en una camioneta, aunque no la aseguré con sogas ni la protegí de otro modo, pensando que por ser pesada no había riesgos de que se caiga”.
Para culminar la insidiosa zaga contra el Obispo Arancedo, las autoridades de Colón decidieron trasladar la imagen justo el día en que el Arzobispo de Santa Fe era elegido por sus 84 pares como Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Supina provocación hacia quien los directivos de Colón creen que inspiró a un abogado – Ulrich Lehmann – a plantear una denuncia ante el Juez Darío Sanchez que llegó a tomar medidas francamente insólitas y exageradas como por ejemplo mandar a rodear el estadio de Colón con una veintena de policías allá por mediados de octubre ante la presunción de que la Imagen sería ingresada. ¿Por qué no actuó de igual manera este martes en que efectivamente la estatua era trasladada?.
Lo cierto es que el jugador Ariel Garcé relató en una presentación escrita ante el Juez Sánchez lo que le había “confesado” personalmente al Obispo Arancedo semanas antes (y que, dicen recibió como respuesta del prelado “no lo repitas, nadie te va a creer”). Garcé sostuvo en el escrito que su intención, y la de sus compañeros, era mandar a restaurar la Imagen que se encontraba en los altos de una de las tribunas (hecho ocurrido después que Colón perdiera el partido clásico con su archirrival Unión) para lo cual él mismo contrató una grúa, tras recibir el permiso correspondiente del Presidente del Club Germán Lercher (para quien, según consta en un escrito, la Imagen “era de propiedad del Club Atlético Colón como inmueble por accesión”).
Relató que luego de cargarla en una camioneta de su propiedad para llevarla a un restaurador, por el camino y sin haber tomado los recaudos atándola, “los movimientos, los baches, los badenes, y la velocidad, habían provocado la rotura de la imagen. Al ver la imagen rota me asusté, me desesperé, no supe que hacer, pensé que los compañeros se iban a enojar conmigo, empecé a insultar, a llorar, y terminé arrojando los restos de la escultura”, confesó el jugador al Juez
No nos vamos a detener en hacer notar que antes de la manifestación de Garcé ante el Juez (y en su momento al Obispo Arancedo) sobre la rotura de la imagen y el encargo de construcción de una nueva, jugadores, cuerpo técnico y directivos insistían con el relato de que la Imagen primigenia, entronizada en el estadio en el año 2002, estaba siendo restaurada, lo cual derivó también en la salida a la superficie de una velada interna entre los dos Diarios de esta capital, junto con las extrañas declaraciones a la prensa – y aparentemente ante el Juez – de numerosos vecinos de la localidad de Monte Vera, quienes aseguraban haber sido testigos de cómo la Imagen era destruida a mazazos en el patio de la casa de un brujo.
Tras la visita de los jugadores y cuerpo técnico de Colón allá por fines de Setiembre, el obispo santafesino deslizó un mensaje subliminal: “valoramos, por otra parte, el arrepentimiento y pedido de disculpas del plantel y cuerpo técnico”, señaló el prelado, quien luego admitiría que no le supieron decir que había pasado con la Imagen, motivo por el cual daba por descontado que había sido destruida ordenando una Misa de desagravio.
El caso está espiritualmente cerrado. La Virgen fue desagraviada y el tormentoso martes por la noche habló con los hechos. Solo resta saber que hará el Juez Darío Sánchez que ordenó una serie de diligencias ante la presentación en su momento del abogado Ulrich Lehmann, quien había realizado una denuncia penal para que se “investigue la posible comisión de delitos tipificado por el Código Penal Argentino, por parte del Presidente del Club Atlético Colón de Santa Fe, Germán Lerche, miembros de la comisión directiva y jugadores de fútbol del plantel profesional de dicha institución”.
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