jueves, 14 de octubre de 2010

¿POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS?

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda la tierra queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.
JOHN DONNE, Londres (1572-1631)
Nota: Cada vez que una muerte golpea a nuestra puerta en una forma tan impertinente como cuando se trata de un joven que decide quitarse la vida, siento que las campanas suenan por los que quedamos y por las explicaciones que no encontramos. Este poema del Inglés Donne lo explica. Una vez más las campanas doblan por todos los que quedamos.

En paz descanses, María Celeste.

L.B.

No hay comentarios: