Parece que el cuento de ZOFAIFA y el partido de billar puso en marcha las ganas de contar historias de algunos amigos. ¿Nos querés contar alguna que conozcas? De tus viejos, hermanos, amigos, vecinos, conocidos, etc. etc.....
Hacela llegar la tuya en papel, por e-mail, en forma oral o como se te ocurra.
La publicaremos y te premiaremos por participar.
Dale, pone manos a la obra.
7 comentarios:
escribo aca por que no se donde hacerlo: ayer a la mañana alrededor de las 7 empezo el avion a fumigar el campo frente a tu casa Luis. No puedo creer que nadie le haga nada a este señor, esta envenenando a todos.
buenas, está espectacular la iniciativa. aquí les voy a compartir una anécdota de mi abuelo, a ver si les gusta:
EL FLACO CORREDOR
Pueblo de Armstrong, en la provincia de Santa Fe, coki y miguelito taschetta, defensores del aguerrido equipo barrial “El Asadín Club”, el mismo en el que militaban haces como tunín Viotto, los hnos. Vergani y el negro Gambellini, se ponían más o menos a punto para disputar el campeonato que se avecinaba.
Hacía calor, eran las seis de la tarde de un día 20 de enero de 1.941. El entrenamiento físico, bien parecido al amateur actual, era ir a correr hasta el cementerio, distante unos seis kilómetros del poblado.
En verdad, los personajes de nuestra historia, eran decididos partidarios de que el deporte debía ser, fundamentalmente reacreación ... y parte sustancial de ella, era fumarse un buen cigarro a mitad del camino.
Pero el termómetro reinante aquella tarde, hizo que aquel ritual se adelantara unos dos mil metros ...
Estaban entonces coki y miguelito en las primeras pitadas, protegidos por la sombra de un enorme olmo asentado a uno de los costados del camino rural, cuando de pronto ven una figura que, con gran estilo, daba unas importantes zancadas ... el corredor tenía fija la mirada en el horizonte. Casi pasa sin advertirlos, pero viejo conocido, dejó por un segundo su concentración y levantó su mano derecha, a lo cual miguelito preguntó:
-eh flaco ... hasta dónde vas con esa velocidad?.
La respuesta fue inmediata y con la voz para nada agitada.
-hasta el cementerio, muchachos, como siempre.
Luego vieron alejarse la estilizada figura, en medio del resplandeciente sol, que se comenzaba su danza del ocaso diario.
Contaron un par de aventuras los buenos amigos, hablaron un momento de sus potenciales rivales y, ni bien apagaron las colillas del segundo cigarro, aquella tarde hicieron una excepción de cantidad porque les habían sobrado unas monedas para comprar cuatro sueltos, se sorprendieron al ver pasar al espigado corredor.
-un poco lento, hoy flaco, ya pasaron diez minutos ...!- gritó coki.
- y bueno, ya mejoraré ...-fue la respuesta.
Y ni bien se alejó, los dos amigos soltaron ruidosas carcajadas. Miguelito comentó, entonces “este flaco, nos quiere hacer creer que llegó al cementerio!!! quién se cree? el ñandú Zabala?!”. En medio de cómplices sonrisas, el back izquierdo del Asadín Club, coki, agregó ... –Es verdad miguelito, este Delfor CABRERA es un flor de bromista ... f. sigrist.-
una vez, un viejo amigo me conto esta historia, de unos de estos personajes de nuestra querida Las Parejas....Era una noche de invierno, principios de agosto si no me falla la memoria...este personaje, poseedor de un gran apodo, dicen que esa noche tuvo que salir de apuro...se le habia escapado el galgo, asi que, cigarrillo en mano partio para los campos vecinos, que daban frente a su casa alla por el belgrano. Noche de mucha neblina, tanta que apenas podia ver, como mucho, un par de pasos delante de el...tal es asi que no le quedo otra que confiar en su instinto. Miró al norte, y alli fue, gritando, cada vez con mas fuerza, el nombre de su perro: "el Fifador"...y alli anduvo, con esa neblina densa e insoportable, cruzando campos toda la madrugada, ya casi estaba por amanecer, pero no queria volver sin su compañero de caza, que tantas liebres y perdices le habia traido; de repente ve un cartel, BIENVENIDO A CERES....
HMVAG
Buena historia!!
Vos lo unico q podes agarra es un taco mexicano para comer.......lechonazo
buenas historias ambas!
PAISAJES PUEBLERINOS (Homenaje a don Angel y doña Eva Braghieri)
Otro “honorable” importante en la organización de los pequeños poblados era el dueño del almacén de Ramos Generales, donde se podía encontrar desde alimentos hasta combustibles o bebidas y bulones.
Era una tarde de primavera del ’66.- Estaba sentado en la bicicleta de mi hermano en el pasillo de nuestra casa -apoyado en los caños del alero del frente porque no sabía andar- mientras esperaba el momento oportuno para hablar con mi madre. Ella barría la vereda y en un momento que se acercó le pregunté a quemarropa si me dejaba ir a trabajar. Me pareció que vaciló un momento antes de contestarme, pero al final dijo que “bueno” –pensando seguramente que un ingreso extra no vendría nada mal-, pero que antes quería saber dónde y con quién.
Le conté que “recién nomás” cuando fui por su encargue al almacén de Don Braghieri –oficialmente Casa Marisabel de Aquiles Angel Braghieri, como constaba en los almanaques-, el ramos generales de más renombre del pueblo y el más caro también, había oído a una señora muy joven -un poco feucha la pobre- que le había comprado un gran fuentón de plástico (hasta recuerdo que era de color rojo), decirle al dueño -quién de arrancada nomás me pareció un buen tipo-, si se lo podía alcanzar hasta la casa (mujer intuitiva y precursora de la futura actividad de los “delivery” si las hay). Le contestó que no podía ya que los únicos para atender el negocio eran él y su esposa. Entonces la mujer le dijo en tono reclamante: “Pero Angelito –así lo llamaban- como no va a tener un cadete todavia !!!...”, como queriendo decir “en estos tiempos” y él le respondió: “estoy buscando, pero Ud. sabe como es....” y dejó inconclusa la frase o ya no escuché, seguramente porque doña Eva, la esposa, me comenzaba a atender, aunque lo más seguro fue que no sabía cómo hacer para llegar lo más rápido posible a mi casa para preguntar si podía llegar a ofrecerme.
Así y con las autorizaciones del caso partí nuevamente para hablar con don Braghieri –Angelito era el hijo de aquel señor que una vez me llevó la escuela junto a algún nieto y los hijos de sus vecinos en su break con capota, ya que era el único medio con el cual podíamos transitar en los caminos anegados cuando todavía vivíamos en el campo-. Cuando lo tuve de frente y me indagó con el cásico y especialmente cortés “que desea”, una de las variantes del “que se le ofrece mi amigo” o “en que lo puedo ayudar” y que se aplicaban de acuerdo al vínculo preexistente con el cliente, se me hizo un nudo en la garganta –aún no había cumplido 10 años- y directamente le pregunté si no necesitaba un ayudante. Al hombre lo tomó de sorpresa mi pregunta, pero como lo había “agarrado en caliente” ya que no había pasado ni una hora del hecho que antes relaté, la consideró.
Comenzó interrogándome sobre quién era y donde vivía. Me dijo que podría ser, pero que primero quería hablar con mis padres. Mi madre fue la que acudió a la entrevista y allí quedaron arreglados los términos laborales: En época escolar el trabajo sería por la tarde y cuando no, el trabajo sería todo el día; en ambos casos los sábados se trabajaría en jornada completa. El horario: hasta la noche, no antes de las 21 hs.- Los domingos, franco.
Desde ese momento hasta hoy jamás dejé de trabajar. Debo reconocer que soy el único responsable de haber adelantado etapas de mi vida y de haberme autoexcluido de la pubertad y primera juventud. Llegaba a casa “rendido”, cenaba, me acostaba inmediatamente y a las 5 de la madrugada sonaba el despertador para ponerme a estudiar. Muchas veces mientras esperaba que Angelito abriera el negocio pensé lo bueno que sería que esa tarde no lo hiciera, seguramente para saber cómo sería disfrutar de una tarde libre....
ESTE RELATO ES MUCHO MÁS EXTENSO. EN ESTA OPORTUNIDAD VAMOS A PUBLICAR ESTE SEGMENTO.
GRACIAS, JORGE MONTECHIANI.
Publicar un comentario