lunes, 17 de septiembre de 2007

LO ATAMO CON ALAMBRE

Expresión popular que resume la inclinación argentina a improvisar soluciones, a veces muy ingeniosas, pero siempre expuestas a la endebles de lo efímero. Frases con sentido idéntico o muy similar abundan en nuestra charla: “pegado con silaba, “prendido con alfileres”, “mirame y no me toques”… Todo parece destinado, como dicen las letras de los tangos, a ser “flor de un día”, o, cuando mucho, “golondrina de un solo verano”. Ezequiel Martínez Estrada atribuyó esta tendencia a la idea de nuestros bisabuelos inmigrantes de venir al país a hacerse la América y volver a su patria natal, sin modificar ni arreglar nada más que lo indispensable. Más fe demuestran los muchos que sostienen que esa privilegiada habilidad para atar con alambre es muestra de nuestro ingenio para salir del paso, de la capacidad de hacer mucho con muy poco y a bajo costo. ¿Qué ocurre cuando se trata de planificar, proyectar, proveer soluciones de largo alcance?
No es raro que la voz del pueblo resuma aquello con que no atinan los sabios. Por eso Ignacio Copan, cantautor que dicta cátedra en sus recitales, lo dejó estampado en versos que destilan tanta verdad como ironía: “Si viene el fin del mundo/En un segundo, por la explosión./No te preocupes nena/Que aún nos queda una salvación/Lo atamo con alambre/con un poquito de cinta scotch”.

Héctor Zimmerman (Mil historias más)

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOL luis, buen dia, estoy de acuerdo con el uso del casco, porque hay muchas inprudencias y muchos padres que autorizan a sacarles el carnet a sus hijos y despues cuando hay un accidente son los primeros en hacer lios, el casco salva vida le guste a quien le guste.
somos todos parte de esto y como dice por ahi el que este libre de pecado que arroje la primera piedra.