Recordarlo futbolísticamente es menester su imagen de un jugador fino, y en sus amigos su humildad y la mano siempre extendida para brindarla.
Julio César, un prestigioso periodista de aquella época solía comentar que "a sus goles solo les falta la música; los prepara, los hace y los adorna", destacando "su habilidad en el trato de la pelota, saber ir al claro con velocidad de carrera, concepción y certeza en busca del ansiado gol, tanto para hacerlo como para servirlo!.
El mundial de Inglaterra (1.966) marcó su definitiva consagración, la prensa del mundo puso los ojos en él y la brasileña lo recompensó bautizándolo "EL PELÉ BLANCO".
El reconocimiento de todo esto traspasó nuestras fronteras y en su despedida el mayor ejemplo lo brindó el diario EL PAÍS de Montevideo diciendo que Ermindo fue un caballero dentro y fuera de las canchas; fue un hombre apacible que jamás perdió la calma, dotado de un corazón lleno de bondad y humildad.
No le hizo falta la ESPECTACULARIDAD para llegar a la gloria; la gloria vino hacia él, para tenerlo entre los grandes, porque así era EL RONCO... UN GRANDE... Y DE LAS PAREJAS.
Firma: Roberto "Finito" Clérici
Gol de Argentina a España mundial 1966 sin relato; pase del Ronco, gol de Artime.
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