LA HISTORIA DE SAN CHIAFFREDO

El lunes con un buen marco de público Raquel Rosso de Baigorri presento la historia de nuestro primer Santo Patrono, San Chiaffredo.

A continuación la descripción del Santo y como fue que sus ancestros trajeron la imagen.

¿Quien fue San Chiaffredo?

Este personaje histórico fue un guerrero de la Legión Tebana , su comandante era San Mauricio y San Chiaffredo era un simple soldado de caballería. Su misión era sofocar las rebeliones que se producían ante la toma de pueblos por el Imperio Romano o por el asedio de pueblos bárbaros que atacaban en busca de víveres o para pasto con que alimentar a sus animales.

Toda la Legión profesaba la fe cristiana. Dioclesano era el emperador en esos momentos y en esa zona. Este odiaba a los cristianos.

La Legión Tebana fue enviada a sofocar una rebelión en Aguano (hoy San Mauricio), ciudad vecina al Lago de Ginebra, hoy Lago Leman. Dioclesano se entera de que la ciudad toda era de cristianos y empujado por su odio feroz, ordena que fueran diezmados, al menos que renieguen de su fe.

Como éstos se niegan, se presenta él personalmente para imponer temor. Como tampoco lo logra, ordena el exterminio de toda la Legión. Esto sucedió el 22 de setiembre del año 286 de la era cristiana.

Se dice que San Chiaffredo no se encontraba ese día allí, había sido enviado a sofocar otra rebelión pero se entera de lo sucedido y se refugia en primer lugar en Villa Sampeyre (ver en el mapa) y luego en Crissolo, (significa “Christi Solium” o “Tierra de Cristo).

Allí en una cueva de las montañas se dedica al ayuno y a la oración. Hasta el lugar llegan sus enemigos y lo asesinan, despeñándolo por la ladera de la montaña. Sus fieles recogen los restos y los sepultan al pie de la roca donde hoy está el santuario.

Los restos sufren algunos traslados con el fin de protegerlos, en un momento son llevados a Revello, se los vuelven a traer, se amplia la capilla, aunque no todos los huesos quedan allí. Están en diferentes lugares.

San Chiaffredo es considerado protector de los soldados en la zona y de los automovilistas en el Valle del Po.

¿Cómo llega esta imagen a nuestra ciudad?

Los hermanos Alfredo y Sebastián Rosso, junto a Francisco Rosso, también hermano eran oriundos de Envie, Saluzzo, en la zona de Piamonte, Italia. Vinieron aquí dispuestos a “fare l´ América”, eran agricultores y muy creyentes, resolvieron hacer la iglesia para poder profesar su credo religioso.

Luego de algunas discusiones familiares, en vez de adquirir más tierras, resuelven emplear la suma de $6.000 a la construcción del altar y traer la imagen del patrono. Con ese importe, podrían haber comprado 100 hectáreas más de tierras.

Piensan, por supuesto, en San Chiaffredo, patrono de la diócesis de Saluzzo, desde 1642.

Sebastián viaja a Italia, realizando previas gestiones por medio de los padres salesianos, para traer la imagen. La misma fue adquirida en una santería de Turín, trasladada en carro al puerto desde el cual fue embarcada rumbo a América.

En otras capillas, dedicadas al mismo santo, se cuentan historias similares.

Existen capillas en:

Zona rural de Humberto Primo, Sta. Fe. Familia Ré.

Loma Alta, al norte de Gálvez, Sta. Fe.

Susana, Sta Fe.

Colonia Iturraspe, Córdoba, Familia Alisio.

Campo Airasca. Pozo del Molle, Córdoba.

La descripción de esta imagen fue hecha con el asesoramiento de los arquitectos Jorge Pérez Montalvo y Alejandra Nievas, quiénes repararon la imagen que estaba abandonada en un garage a la vuelta de lo que hoy es Museo. (leer del libro)

Hay una serie de anécdotas familiares sobre lo ocurrido con la imagen, como ser la castración del animal porque “escandalizaba a la feligresía”, sobre el plebiscito propuesto para reemplazarlo por la Virgen de Fátima, etc.

Según me han referido el santo tenía su caballo “entero” porque de no ser así, no sería apto para la batalla o el trote ligero, según me explicó mi primo Carlos Rosso.

Mi bisabuelo Parín ya no asistía a misa acá luego de que San Chiaffredo fuera retirado, concurría en carro a misa en Cañada de Gómez.

La imagen restaurada iba a ser destinada a una capilla construida en Campo Rosso por Mario Rosso y los hermanos Beltramino pero finalmente y como medio de preservarla se la colocó nuevamente en su lugar, en el altar, donde hoy está.